sábado, 23 de octubre de 2010

A kilómetros de luces

Esta noche mi cuerpo grita en forma de suspiros.
Es una voz extraña la que llama y se anida en mis sueños.
Va formando el futuro, se desliza en mi cuello.

Fueron esas horas reales que pertenecí a tu vida.
Caminando entre la gente en una ciudad de colores.
Huyendo de la noche que nunca nos dio descanso.

A veces me pregunto si realmente sucedió.
Los momentos felices suelen ser sólo mi imaginación.
Pero tú lo sabes, lo sé yo, tuvimos muchos testigos.

El regreso fue un vuelo vacío a una vida de segunda clase.
Sabores de la nada mirando el ayer.
Volví a ser aquella persona predecible.

Pero hoy regresan mis letras a imaginarte.
Hoy está ansiosa esta vida abatida por esperarte.
Hoy se alegra mi reflejo aunque está solo y no encuentra culpables.

Hoy tus manos, a kilómetros de luces, guardan todo lo que quiero.

jueves, 7 de octubre de 2010

De repente

Caminar sin ningún miedo y agarrada de su mano fue la mejor parte de aquellos días.

Se burlaba de mis tacos altos insoportables y se enredaba en mi bufanda, la que no logró darme el calor que él sí pudo.

Dormíamos escuchando el mar y amanecíamos entre edificios. En el bosque de Neruda se perdieron los sonidos de nuestras noches.

Al calor de la chimenea prometimos todo sin palabras.

En los aeropuertos dejamos lágrimas de alegría y de tristeza.

Sobre él hay mucho que decir con pocas palabras: Él es un siempre a tiempo, un siempre oportuno. Es mi única constante. Él me deja ser libre y me tiene tan atada.

Son sus sonidos orientales, su acento, sus palabras, su pasado, su indiferencia por todo lo que le rodea, el cómo intenta dibujar mis ojos.

Yo, de repente, me sentí más segura que nunca.

Él, pacientemente, espera en Santiago.