domingo, 7 de diciembre de 2014

Platónico

A ti te puedo escribir mil líneas, aunque nunca las vayas a leer.
Es difícil recordar ahora lo que fue real y lo que fue imaginario.
Pero todo se repite, incansablemente, a cada hora en mi cabeza.
Aún siento cada momento, cada fibra que moviste, cada sentido que despertaste.

Vuelvo a sentir el roce de tu cuerpo y de tu cara, despertando, en aquella cama, con la luz de la mañana que entraba por la ventana  de ese viejo hotel.
Fue apenas un día fugaz en el que miraste mis ojos con pasión y besaste mi cabeza con cariño.
Y no extrañé tus canciones.

Has sido tan pocas veces mío, aunque muchas tampoco sería suficiente.
Siempre te vas tan pronto y decides mirar hacia otro lado.
Tú olvidas mi rostro, yo olvido tu nombre.
Cada vez que cierras esa puerta es otra vez que nos perdemos.