viernes, 22 de febrero de 2013

Una tostada integral y un jugo de zanahoria

Hay noches en las que al acostarme en mi cama no quiero pensar en nada importante para así poder dormir.

Hay mañanas, luego de esas noches, en las que esos pensamientos de los que huyo se vuelven inclementes y ya no hay escape.

Una tostada integral y un jugo de zanahoria no ayudan a alegrar esas mañanas, ni tampoco a sentirme mejor conmigo misma.

Es el luchar diario por mantener un trabajo que sólo da dinero, es un luchar diario por ser cordial con los amigos, es un luchar diario por mantener a la familia contenta, es un luchar diario para demostrar amor y para ganármelo.

Todos los días son una lucha.

Para nosotros, a quienes las cosas no nos vienen fáciles y tenemos la necesidad imperante de tomar todo por el lado negativo y para quienes el optimismo y la felicidad no nos sientan muy bien, la lucha no sólo nos cansa, nos mata poco a poco. 

Dejar todo es un sueño cada día más lejano, peor aún cuando amarras tu corazón a un puerto inseguro y ruegas todas las mañanas que no llegue una tormenta.

Si me preguntas qué quiero ahora, en este preciso momento, es estar mirando al cielo y no tener que ganarme nada, quiero no tener que luchar por nada, quiero tener a alguien que luche por mí. Al menos por un día quiero solamente mirar el cielo y sentirme segura.

¿Lo hice bien?

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