miércoles, 15 de julio de 2015

Infectada

Tan rápido como el virus se apoderó de mi cuerpo, lo hizo el miedo del resto de mi ser.

Pude mirar impotente cómo muchos de los sueños que tenía para el resto de mi vida se escapaban de mis manos.

Los niños que nunca vendrán trayendo alegría, serán reemplazados por la tristeza de la soledad.

Vivir en silencio o vivir en vergüenza.

Sólo una pregunta da vueltas en mi cabeza:
¿Por qué tan solo un error me trajo a vivir el infierno en la tierra?

Si de verdad hay un Dios allá arriba, espero que recuerde que mi alma no está infectada.

No hay comentarios: