lunes, 24 de mayo de 2010

A la orilla del Sena

En el piso 7 dentro de su departamento en aquel ApartHotel, con el aire acondicionado a 16°, agotada por una semana eterna llena de triunfos sin significado, se acostó en la alfombra preguntándose por qué siempre decidía amar lo imposible, rompiendo sueños, logrando solo lágrimas. Se desvistió tratando despojarse de sus pecados, pero los seguía sintiendo en sus labios morados y ebrios.

Había a su alrededor una copa de vino a medias sobre la mesa, una laptop encendida con trabajo sin terminar, un cenicero lleno de colillas, algunos vasos sin lavar, un sofá que cargaba todo su cansancio, los zapatos negros de taco y la ropa incómoda que había usado durante ese caluroso viernes en Guayaquil.

Se levantó a encender un cigarro y a mirar a través de las paredes de vidrio aquella ciudad cuyas luces no encendían su corazón, las caras borrosas de las personas que no significaban nada* y todos sus anhelos frustrados.

Tratando de despejar su mente se recostó en el sofá y continuó mirando las escenas de París en aquella película inglesa*, empezó a imaginarse siendo ella la protagonista y viviendo en ese mundo completamente diferente al suyo, emocionante, romántico, de ensueño.

Creyó empezar a sentir sobre su cuerpo un calor de primavera, dibujó en su rostro una pequeña sonrisa y cerró sus ojos para concentrarse en aquella sensación que la invadía y le provocaba una alegría antes desconocida. Empezó a escuchar promesas que creyó sin dudarlo, dejó de sentirse sola y apoyó su cabeza sobre el hombro de su amante imaginario.

Abrió los ojos solo para encontrarse vistiendo un vestido ligero a la orilla del Sena.

Nunca había vivido un momento tan real.

*”The names of the faces in places they mean nothing to me” – Part of the queue/Oasis

*An Education – A Lone Scherfig film

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi querida Danielita.
Es raro como leerte, es muy distinto de conocerte, supongo que un tipo de "otro yo" aparece cuando se escribe, que a veces no nos reconocemos.

Tu blog es romantico. Más que el de mi gusto, porque soy un insensible, pero que sea tuyo se ve muy bien.