sábado, 5 de junio de 2010

¿Es así como debemos vivir?

Nadie para de hablar de lo peligroso que está Guayaquil ahora, es común escuchar historias de cómo le robaron a alguien celular o le hicieron secuestro express y vaciaron su cuenta o se fue a la playa un fin de semana y al regreso su casa estaba vacía. Son muy pocas las personas que conozco que no le han robado y ninguna que si no le pasó a él/ella no tenga un familiar o amigo cercano que ya tuvo un mal rato con ladrones.

A mí me han robado 3 veces y con todo lo que he escuchado soy probablemente una de las personas más paranoicas en Guayaquil. Trato de no mostrarlo mucho, pero siempre estoy alerta, miro los carros que van a los lados, las motos que se ponen cerca, los hombres que se acercan a limpiar los parabrisas y si veo taxis que solo tienen hombres adentro doy por seguro que son ladrones. Siento que en cualquier momento de descuido me pasa de nuevo.

Las pocas veces que tengo que caminar de un lugar a otro voy en completa tensión y cuando tomo un taxi amarillo en la calle, como última opción desesperada, llamo a mi mamá para decirle que estoy llegando, según yo es una estrategia para que el taxista piense que alguien me espera en casa pronto y que no sería buena idea raptarme o algo así. Ingenua, lo sé.

En el trabajo escucho siempre que los robos en los buses son lo más normal el mundo, pero es una forma "mas segura" pues están con más personas, saben que se van a llevar sus cosas y salir corriendo. O sea son pocas las posibilidades de que te rapten, te violen y/o te maten.

Sé que esto es común en muchas ciudades de Latino América, que no es algo que solo se da en Ecuador y que incluso aquí estamos en pañales con el crimen si nos comparamos con Colombia, pero esto no me da ningún consuelo, es realmente frustrante. ¿Por qué debemos vivir asustados? ¿Por que no podemos salir de casa sintiéndonos seguros?

Estas eran cosas que antes no me cuestionaba porque no conocía nada diferente, luego de caminar por las calles de muchos países en Europa por las mañanas, tardes, noches y madrugadas sin absolutamente ningún miedo, empecé a preguntarme: ¿Por qué no puedo tener esto en mí país? ¿Qué fue lo que hicimos mal?


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