Me subo al auto, me aseguro de estar inaccesible, acelero.
A veces, la vida se siente un poco extraña y… no importa, es sólo que odio manejar por las noches.
Enciendo la radio y suena:
“…. Te quiero, pero te llevaste Marzo
Y te rendiste en Febrero…”
Un semáforo verde, otro, otro, una roja:
“…Te quiero, no me gusta esperar,
Pero igual te espero…”
Me voy acercando al destino y llamo a su teléfono, al final de los timbres me quedo sin respuesta.
Miro las calles, mientras me quedo colgada del recuerdo de su voz, tan claro como si estuviese a mi lado.
Lo llamo, lo llamo, lo llamo, sigo sin respuesta.
Decido igual llegar.
“… primero... te quiero igual.”
Apago la radio.
Bajo del auto.
Él esperaba ahí, donde acordamos, con la sonrisa de siempre, cuando me ve llegar.
- Hola, nena.
- Te llamé 100 veces, fuck y si contestas?
- Me robaron el celular, aquí esperando, hace unos 20 minutos.
- Sushi, on me?
- Dale
(mientras se alejaban)
- On you, como que lo comeré de ti?
- Jaaa, sí de mi, como que yo lo pagaré porque me dio penita.
- Te dio penita de que venga a este país sólo a verte y me pasen estas cosas?
- Estás arrepentido?
- No, estoy feliz. Estoy vivo y vos estás conmigo.
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