Luego de la caminata por Nothing Hill, fui a Picadilly, quería ver las luces para irme feliz a casa. Cada vez que estoy en ese lugar puedo escuchar la voz de Morrissey cantando “There is a light that never goes out”. Las horas pasaron como minutos, colgándome de la risa de las personas, de su prisa, de su libertad. Poco más de las 7pm fui a buscar el metro que me llevaría cerca de la parada del bus, que me dejaría en la estación de buses que me llevarían a Enfield, justo frente al Mc Donals, desde donde tenía que caminar poco más de 3 cuadras pasando por el parquesito oscuro, donde siempre me da la impresión de que alguien me sigue. Todo esto en exactamente una hora y cuarenta. Sí, Enfield es un poco lejos… de todo.
Llegué justo a tiempo para la cena caliente y para The EastEnders, la novela de la tv que nunca acaba. Mi madre había lavado, secado y planchado todos mis vestidos de primavera para llevar al viaje. Un punto más a la idea de traerla. Hice mi mochila en un dos por tres y me quedé viendo tv abajo con Erika, mi prima de 20 años, quien me llevaría al aeropuerto en la madrugada. El resto, me desearon feliz viaje y subieron a dormir.
A las 2 am, partimos hacia el Heathrow. “Tráeme uno de esos hombres tallados con pipisotes, bruja”. “Mejor te traigo uno de verdad, que es lo que te hace falta”. “Ooohh, estúpida, patanga morgosa, te amooo, buen viaje, cuidado se te cae el avión”, ”Chao, carita”.
Pronto, estuve en un avión con destino a todos mis sueños y no tenía idea de qué haría, pensaba en que tal vez no iba a necesitar el ticket de regreso o tal vez, volvería antes de lo pensado.
Cerca de 4 horas de vuelo más tarde, había llegado. No tenía que esperar equipaje, así que fui una de las primeras en salir.
Como un espejismo, él estaba ahí esperando por mí. Me mintió diciendo que era imposible salir de su trabajo ese día, pero que enviaría un auto para que me recoja y me deje en el hotel hasta que él pueda salir.
¿Qué debía hacer? ¿Saludarlo como una persona normal o correr hacia él cual comedia romántica, con el riesgo de que piense que tengo problemas mentales? Esos segundos fueron como 5 minutos, sonó en mi cabeza toda Idle’s Dream: “I’ll great you in a way that heaven meant”. Él sólo sonreía como si supiera que yo estaba muriendo de felicidad por dentro, con ese “je ne se pas ce que”.
Me paré frente a él pensado: “when in doubt, do nothing”, entonces no hice nada. Él agarró la mochila de mi hombro, pasó sus dedos por mi cabello suelto, besó mi frente y dijo: “This is kind of unreal”. Yo sólo me dejé perder en sus ojos verdes, por un tiempo que no tuvo final, pues lo sigo viviendo en mis sueños.
Desperté cerca de las 10 am, en mi cama, a mi lado estaba el libró que él me regaló.
Escuché sonar mi celular a lo lejos, me costó encontrarlo, contesté rápidamente sin notar que indicaba: “unknow number”.
- “Aló”
- “Hi, baby. We met last night in our dreams, do you remember?”
- “… yes… Oh, gosh, how do you do that?”
Me pregunto ahora: ¿Esto fue un cuento, un sueño o un recuerdo?... Tal vez fue un poco de los tres.