martes, 31 de mayo de 2011

Farewell

Eventually you must learn that acts have consecuences and sometimes not the best ones.

I know you won't learn this from me and I know, you are certain that I've taught you nothing.

I gave a lot in our friendship, not knowing why and without asking anything in return, and yet, you took me for granted and even worse, pretend you care about nothing.

I believed in you and in the man I thought you could become, I was so patient. Eager to see you thrive, eager to see you happy. It's such a shame you understood nothing.

The time came when I thought you could prove if "this" ever care to you and I got the answer: NO.

So I'll leave you alone, I'm saying goodbye.

All you can take with you are my written words, unfortunately they were all lies.

martes, 24 de mayo de 2011

Visiones

Llegué y me senté frente a ella mientras revolvía el tarot. Fijé la mirada en una mesa con un buda, una pequeña bola de cristal, un crucifijo y un adorno de un patito encerrado en una esfera. Pensé: "Qué extraña combinación de elementos".

El lugar era amplio, lleno de luz y con olores tan fuertes a incienso, que cuando me cambié de ropa al llegar a casa, noté que se habían impregnado en ellas.

Su acento revelaba su origen español, el mismo que acompañaba una cara evidentemente europea. Su primera frase: "Algo inesperado está pasando en tu vida", captó de inmediato mi atención. Si por alguna razón había regresado a aquél lugar, al que fui por primera vez porque a diferencia de esta ocasión, en mi vida no estaba pasando absolutamente nada, fue por eso.

Habló por varios minutos de esta supuesta novedad, sin que me cuadre absolutamente nada de lo que estaba diciendo, pero de alguna forma "misteriosa", a medida que escuchaba sus palabras, todo cobraba sentido.

Leyó en esas extrañas cartas, que me pidió seleccionar al azar, sobre mis relaciones pasadas y futuras, mi familia, mi trabajo, mis deseos de irme de este país, la ausencia de mi padre, la influencia de mi madre, mis viajes, mis miedos, mis excusas, mis defectos y mis fortalezas. Todo aquello duró exactamente una hora y veinte minutos, como si mi vida fuera así de "resumible".

Si esto es real o no, es completamente irrelevante, pero ella tiene un don. Tiene el don de saber exactamente lo que necesitas escuchar para que luego de que ese torbellino que deja en tu cabeza se asiente, te preguntes: "De verdad necesito que un extraño se meta en mi cabeza y en mi corazón a decirme que tome el control de mi vida?".

Escuchar sobre si tendré una vida perfecta en otro país, con un hombre perfecto, luego de un amor loco que romperá todos mis paradigmas, fue para mí simplemente un llamado de atención para dejar de esperar cosas del futuro y empezar a sentarme sola, pero conmigo misma, y preguntarme: "Dani, qué es lo que realmente quieres?"

Ella no pudo decir si alguna vez encontraré la respuesta.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Un cuento, un sueño o un recuerdo (Parte II)

Luego de la caminata por Nothing Hill, fui a Picadilly, quería ver las luces para irme feliz a casa. Cada vez que estoy en ese lugar puedo escuchar la voz de Morrissey cantando “There is a light that never goes out”. Las horas pasaron como minutos, colgándome de la risa de las personas, de su prisa, de su libertad. Poco más de las 7pm fui a buscar el metro que me llevaría cerca de la parada del bus, que me dejaría en la estación de buses que me llevarían a Enfield, justo frente al Mc Donals, desde donde tenía que caminar poco más de 3 cuadras pasando por el parquesito oscuro, donde siempre me da la impresión de que alguien me sigue. Todo esto en exactamente una hora y cuarenta. Sí, Enfield es un poco lejos… de todo.

Llegué justo a tiempo para la cena caliente y para The EastEnders, la novela de la tv que nunca acaba. Mi madre había lavado, secado y planchado todos mis vestidos de primavera para llevar al viaje. Un punto más a la idea de traerla. Hice mi mochila en un dos por tres y me quedé viendo tv abajo con Erika, mi prima de 20 años, quien me llevaría al aeropuerto en la madrugada. El resto, me desearon feliz viaje y subieron a dormir.

A las 2 am, partimos hacia el Heathrow. “Tráeme uno de esos hombres tallados con pipisotes, bruja”. “Mejor te traigo uno de verdad, que es lo que te hace falta”. “Ooohh, estúpida, patanga morgosa, te amooo, buen viaje, cuidado se te cae el avión”, ”Chao, carita”.

Pronto, estuve en un avión con destino a todos mis sueños y no tenía idea de qué haría, pensaba en que tal vez no iba a necesitar el ticket de regreso o tal vez, volvería antes de lo pensado.

Cerca de 4 horas de vuelo más tarde, había llegado. No tenía que esperar equipaje, así que fui una de las primeras en salir.

Como un espejismo, él estaba ahí esperando por mí. Me mintió diciendo que era imposible salir de su trabajo ese día, pero que enviaría un auto para que me recoja y me deje en el hotel hasta que él pueda salir.

¿Qué debía hacer? ¿Saludarlo como una persona normal o correr hacia él cual comedia romántica, con el riesgo de que piense que tengo problemas mentales? Esos segundos fueron como 5 minutos, sonó en mi cabeza toda Idle’s Dream: “I’ll great you in a way that heaven meant”. Él sólo sonreía como si supiera que yo estaba muriendo de felicidad por dentro, con ese “je ne se pas ce que”.

Me paré frente a él pensado: “when in doubt, do nothing”, entonces no hice nada. Él agarró la mochila de mi hombro, pasó sus dedos por mi cabello suelto, besó mi frente y dijo: “This is kind of unreal”. Yo sólo me dejé perder en sus ojos verdes, por un tiempo que no tuvo final, pues lo sigo viviendo en mis sueños.

Desperté cerca de las 10 am, en mi cama, a mi lado estaba el libró que él me regaló.

Escuché sonar mi celular a lo lejos, me costó encontrarlo, contesté rápidamente sin notar que indicaba: “unknow number”.

- “Aló”

- “Hi, baby. We met last night in our dreams, do you remember?”

- “… yes… Oh, gosh, how do you do that?”

Me pregunto ahora: ¿Esto fue un cuento, un sueño o un recuerdo?... Tal vez fue un poco de los tres.

martes, 10 de mayo de 2011

Soy el sol, soy la luna

Puede que salte al cielo
creyendo ir al infierno,
perder no impide apostar
tienes que ser un milagro.

Puede que salte y me arrastre
cielo, efecto retardante.
Ceder permite hablar,
tienes que ser un milagro.

En donde estés
cuando quiera abrazarte
y como estés ya estoy ahí.
El sol entre tus labios,
soy el sol.

Puede que salte del cielo
seguro de ir al infierno.
Ceder no es perder,
juro que eres un milagro.

En donde estés
cuando quiera abrazarte
y como estés ya estoy ahí,
la luna entre tus labios
soy la luna.

Doy luz por reflejar,
soy tú, tú eres yo

Milagro
Lucybell

domingo, 8 de mayo de 2011

Un cuento, un sueño o un recuerdo (Parte I)

Me dormí tarde, cerca de las 3am. Pensaba en lo rápido que se va el tiempo y en lo poco que cambio yo.

Me encontré en el aeropuerto, junto a mi madre, esperando un vuelo hacia Londres. Teníamos planeado pasar unos días en la casa de su hermana, luego visitar con ella París por una semana y regresar a Londres por un par de semanas más. Pero mis planes para ese “par de semanas más”, era otros, que aún no le había confesado, pues estaba buscando el momento adecuado, el cual no parecía llegar.

Después de un vuelo largo, sin mayores novedades, llegamos a Londres. Como siempre me sentí más en casa que en mi casa, que siempre se siente como el lugar equivocado. Pasamos todos los días paseando, descansando poco y caminando mucho. Mi madre no había regresado a esta ciudad desde que estaba soltera y estuvo algunos meses estudiando inglés, idioma que entendía perfectamente, pero que ahora no hablaba nada.

Llegó el día de partir hacia París, decidimos tomar el Eurostar. Me emocionaba hacer ese viaje en tren con mi madre, tanto como yo lo hice la primera vez. A ella, en cambio, parecía importarle poco, a veces me da la impresión de que lo ha vivido y lo ha visto todo, poco la maravilla o impresiona.

Luego de alrededor de 2 horas de viaje, llegamos a la Estación Central en París y me recordó aquella escena de la película de Audrey Tautou, Ensemble ces’t tout, cuando Frank corre a buscar a Camille para decirle que la ama. ¿No les pasa a veces en los aeropuertos o estaciones, que están esperando que alguien corra detrás de ustedes para decirles “lo siento, te amo, cásate conmigo”?… ¿No? A mi tampoco.

Regresando a la historia, los días en París fueron como siempre: de ensueño, porque es simplemente imposible que sea de otra manera en esa ciudad. A pesar de que todos los lugares te gritan: ENAMÓRATE, estar sola me hacía pensar más en él, pero no me importaba porque siempre lo siento a mi lado.

Cinco días en París siempre es poco, hay demasiadas cosas que ver, o mejor dicho, que vivir. De cualquier manera, estaba ansiosa por lo que me esperaba y no me molestó que se pasen tan rápido.

Al sexto día, temprano en la mañana, regresamos a Londres. En el camino decidí a decirle a mi madre mis planes reales, ella no lo tomó muy bien. “Porque recién me dices ahora y porqué te quieres ir sola”. Sin embargo, mis explicaciones, aparentemente, aunque no la dejaron feliz, la dejaron tranquila.

Al llegar a Londres les pedí que se lleven mi mochila a casa, mi tía y mi mamá tomaron un bus hacia Enfield y yo tomé el metro hacia Nothing Hill. Quería caminar sola con el propósito de calmar mis nervios por el viaje del día siguiente.

Tenía en mi billetera un boleto de Turkish Airlines junto con la alegría, la ansiedad y un millón de sentimientos que no sé describir. Sonreía al recordar las mentiras que dije a mi madre: “No te preocupes, contraté un tour y me van a estar esperando en el aeropuerto. No, no me voy a separar del grupo ni un momento. Sí mamá, lo confirmé por mail un montón de veces.” Lo cierto es que nadie estaría esperando por mí en el aeropuerto, yo creía firmemente en sus palabras: “Esta ciudad es suficientemente cosmopolita para ti, si alguna vez vienes, no vas a tener problema en encontrarme.”