He pasado cada día recordando, esas imágenes que dan mil vueltas en mi cabeza. Aún escucho sus palabras, que no eran español, pero intentaban.
Su sonrisa, que la podía sentir contra mi cara. Recuerdo mis manos tocando su cabello, bajando por su cuello, hasta llegar a su cadenita con el crucifijo sobre su pecho. Su camisa blanca, su olor, sus manos entrelazadas en mi cintura. Sus besos.
Miro las fotos para asegurarme de que todo fue real, una y otra vez.
En vez de olvidar, cada día recuerdo más detalles. Me gusta imaginar que él me miraba desde antes y que planificó todo para que nos dejaran solos. Y me sonrío al pensar que lo ignoré y que después pasaba todo el día pensando en volver a verlo.
Fue perfecto porque nunca empezó y por eso nunca tendrá que terminar.
Son las 23h31 en un Guayaquil a 23ºc, y yo lo pienso.
Son las 02h31 en un Sao Paulo a 20ºc, me pregunto si él me recuerda.
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