sábado, 17 de julio de 2010

Entre metros, aeropuertos, estaciones, hostales y trenes IV: La honestidad Alemana

Nuestra primera parada en Alemania fue Hamburgo. Apenas llegamos Claudia nos llevó a una máquina donde pudimos comprar el primer ticket para el metro que nos llevaría del aeropuerto al centro de la ciudad. Entramos al metro, nos sentamos, conversamos, llegamos al punto de bajada, salimos y Nadya y yo nos mirábamos extrañadas: en qué parte del viaje debimos haber entregado el ticket? Bue.. whatever, era sábado y feriado, entonces pensamos que era por eso.

Nos pasó varias veces más y en Berlín también.

Luego notamos que en realidad los alemanes son tan honestos que todos pagan por sus viajes en tren o metro, pero nadie los revisa. Hay muchas advertencias por todos lados diciendo que si la policía de metro (algo como una versión europea honesta de los pacos) te pedía el ticket tenías que pagar 45 euros en ese momento y si no tenías, ellos te acompañaban a un ATM a retirar el dinero. Wooow. Con eso, Nadya y yo, decidimos no arriesgarnos. Fueron solo un par de veces que estuvimos con algún ticket expirado (ya que algunos solo duraban horas) y esas pocas veces estábamos las más paranoicas: polizei polizei! Gritábamos cuando veíamos uno cerca. No era divertido, bueno a veces sí.

En realidad, luego de salir de Alemania, nuestra mente latina, solo nos decía: qué pendejas! Nunca nos hubieran atrapado, por gusto compramos esos tickets! Nos hubiéramos ahorrado algo de dinero que pudimos haber gastado en salchicha y cerveza! Damn!

Entre metros, aeropuertos, estaciones, hostales y trenes III: Mind the gap between the train and the platform

Esta frase debimos haberla escuchado, sin exagerar, unas 100 veces. Lo dice una voz femenina muy inglesa, cada vez que se abren las puertas del Underground, en el que recorrimos Londres por cinco inolvidables días.

Aprendimos, rápidamente, que la palabra que debes llevar en la punta de la lengua antes de salir de tu casa en Londres es: SORRY. Sí, los ingleses se disculpan mucho, por ende en el metro, lleno de gente que inevitablemente te tropieza: sorry sorry sorry es lo que más escuchas y lo que más tienes que decir. También nos acostumbramos a ver al techo o al piso, como lo hacían todos, para que nadie sienta que lo estamos gastando. Conclusión: A los ingleses entre menos los toques y menos los mires, mejor. ¡Qué lástima!

El primer día aprendimos que para tomar el underground, en las escaleras de los túneles, solo debíamos subir por la derecha, por la izquierda solo si tienes que ir corriendo, así nadie te retrasa y no llegas tarde. Ellos siempre puntuales.

El mejor momento que tuve en el Underground fue cuando escuché Imagine cantada por un músico callejero, un hombre ya un poco mayor, pero que sonaba increíble, con su guitarra y su voz me hipnotizó al punto en el que no pude sacar el celular para al menos grabarlo un poco, no quería perderme ni un segundo. No me importa mucho la verdad, lo tengo muy grabado en mi cabeza, como siempre estará todo lo que vi, escuché y sentí en Londres, la ciudad de mis sueños.

Entre metros, aeropuertos, estaciones, hostales y trenes II: Durmiendo en el aeropuerto de París

Llegamos al Orly de París sin tener ni la más mínima idea de cómo íbamos a salir de ahí y llegar al Hostal. Después de retirar las maletas y recorrer un poco el aeropuerto, donde no había absolutamente nada interesante, decidimos ir a pedir a una cabina de Información un poco de ayuda.

La señora que nos atendió nos dio las indicaciones, las cuales solo Nadya entendió, porque yo soy la persona más desorientada de este planeta, y nos fuimos a buscar la puerta donde se suponía que debíamos esperar por el último bus a las 12 de la noche.

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Nadya: Oye Daniela, ese bus que viene allá no es nuestro bus?

Daniela: No se, I guess. Siiii, vamos a ver las maletas, corre corre correee

**Cogimos las maletas salimos por la puerta y vimos cómo se iba el bus mientras estirábamos la mano para pararlo**

Nadya: hmmm ese ERA nuestro bus …

Daniela: Ese era el último? A qué hora sale el siguiente?

Nadya: Mañana 5 am?

Daniela: Eso significa que tenemos que dormir aquí?

Nadya: Quieres pagar 60 euros por un taxi hasta el hotel?

Daniela: No?

Nadya: Entonces eso significa que dormiremos aquí

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Después de 14 horas en un avión, que no sentimos ya que volamos en primera clase, nuestra primera noche en Europa fue todo lo contrario, sentimos cada minuto. Pasamos toda la noche en el aeropuerto turnándonos para dormir, pues siendo las más paranoicas pensamos que debíamos cuidar las maletas (como si estuviéramos en Guayaquil).

En realidad el tiempo máximo que pudimos haber descansado fue unos 30 minutos en total de algunas horas que pasamos ahí, corriendo como locas por los pasillos vacíos, viendo pasar guardias y personas de limpieza, comiendo galletas choco chip, aburridas, viéndonos 3 horas en el espejo del baño, pero nada importaba, nada. ESTABAMOS EN PARÍS!

También tuve 10 minutos de estrés total cuando no encontraba mi pasaporte y ya me imaginaba llorando en la Embajada porque me den uno nuevo con mi visa inglesa, pero lo encontré creo que el bolso de Nadya, en una de mis lagunas mentales lo debí haber metido ahí sin darme cuenta. Fue horrible… Pero nuevamente no importó, estábamos en Paris y desde esa noche, ya no somos las mismas.

*And our lives are forever changed, we will never be the same // Tonight, tonight – Smashing Pumpkins

Entre metros, aeropuertos, estaciones, hostales y trenes I: En primera clase a Europa


Fue nuestro primer viaje a Europa y seguro no será el último, pero la emoción que sentimos antes de la partida es inexplicable.
Nadya y yo lo habíamos planeado y re-planeado por 2 meses, tal vez más. El proceso de las visas, compra de euros, seguros, reserva en hostales, compra de tickets internos y etc. etc. eran los momentos más felices de nuestros días.
Todos nuestros amigos estaban cansados de escucharnos, era nuestro único tema de conversación, pero les íbamos a dar algunos días de descanso así que no nos importaba.
Las ciudades que planeamos visitar fueron: París, Londres, Edimburgo, Liverpool, Hamburgo, Berlín, Múnich, Roma, Venecia y Milán. En ese punto Nadya volvía a Guayaquil y yo debía ir a Reggio Emilia por una semana y luego regresar a Milán por unos días más. Antes de volver a casa tuve 2 fines de de semana para visitar la playa de los mafiosos, Porto Venere, y Pisa.
Llegó el día y la hora de irse. A las 22h30 partía el avión, dijimos adiós, agarramos maletas y entramos a la sala de espera del aeropuerto.
Inesperadamente nos llamaron al counter, fui sola pues Nadya estaba en revisión de maletas.
* Señorita, la llamo para notificarle que el vuelo está completamente lleno…
(Primer pensamiento: Damn, nos quedamos) Ella continuó:
* Pero en primera clase contamos con espacio disponible, ud. ha recibido un upgrade, queremos saber si está de acuerdo.
(Segundo pensamiento: wooouuuujuuuuuuuuuu woowowo sisisisisis)
- Si claro, no hay problema. Puede revisar si Nadya Andrade también está en la lista?
* Si, ella también la acompañará, están juntas.
- Ah ok, no hay problema, ella está en revisión de maletas, yo le aviso. Gracias.
* Que tenga un buen viaje
Nos enteramos que el chico que nos atendió cuando hicimos el check-in nos hizo el upgrade en el sistema pues era amigo de la dueña de la agencia de viajes donde compramos siempre los pasajes. Gracias Anarella por tus buenas relaciones!!!
Le avisé a Nadya por el Messenger del Blackberry y nos encontramos nuevamente ya dentro del avión. No podíamos estar más felices, no solo nos íbamos de vacaciones a Europa, nos íbamos en primera clase!
Volamos junto a ejecutivos y “adinerados”, pagando $ 1000 por un viaje de $ 4,000 o más. Nada mal ah?
Primera clase en LAN ¡! HEAVEN, no lo puedo poner de otra manera.
Como nos sentíamos en casa, nos sacamos los zapatos, tomamos champagne, comimos rico, celebramos, yo vi Archivos X, Nadya escuchaba música, colocamos la camita y no me di cuenta cuando nos dormimos de lo más cómodas y nos tuvieron que levantar para el desayuno, una media hora antes de llegar a Madrid. Fue mejor que dormir en casa.
Luego de esa noche tan espectacular, relajante y feliz, la siguiente nos esperaba sin cama en el aeropuerto de París.

lunes, 5 de julio de 2010

Una tormenta

Pienso en él.
Las imágenes llegan a mi mente como relámpagos. Me confunden, es deseo.
Se va y vuelve. Lo dejo ir, lo quiero de vuelta.
El aire se congela, siento un nudo en la garganta. Huecos en las manos. Todo es vacío.
Cierro los ojos y llega como si hubiese escuchado las voces en mi cabeza.
Él no se cree la indiferencia.
Empuja mis límites, lo odio. Es un puñal en la espalda.
Lo sueño también, dejándolo todo, para siempre.
Se apagan las luces. Llueve por dentro, la piel nace de nuevo.
Es una tormenta de lo que nunca será porque nunca se quiso.
No te vas, no te olvido.
Sigues grabado en mis paredes.