lunes, 5 de julio de 2010

Una tormenta

Pienso en él.
Las imágenes llegan a mi mente como relámpagos. Me confunden, es deseo.
Se va y vuelve. Lo dejo ir, lo quiero de vuelta.
El aire se congela, siento un nudo en la garganta. Huecos en las manos. Todo es vacío.
Cierro los ojos y llega como si hubiese escuchado las voces en mi cabeza.
Él no se cree la indiferencia.
Empuja mis límites, lo odio. Es un puñal en la espalda.
Lo sueño también, dejándolo todo, para siempre.
Se apagan las luces. Llueve por dentro, la piel nace de nuevo.
Es una tormenta de lo que nunca será porque nunca se quiso.
No te vas, no te olvido.
Sigues grabado en mis paredes.

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